Cuento En Plena Sombra de Pedro Castera y análisis de la antítesis de los personajes
Pedro Castera es un autor que vive grandes momentos de la historia como la reforma, varias guerras entre ellas la de liberales y conservadores, el porfiriato y de mas, pero muere antes de la revolución mexicana, en su cuento En Plena Sombra hace mención de la guerra de independencia, un tema que se ve marcado en todo el cuento puesto que en el cuento se habla de una cueva en la que ingresan el narrador y Manuel por la curiosidad de saber que se encuentra dentro de ella, el narrador por encontrar tal vez un tesoro perdido y Manuel por ignorancia.
En el presente ensayo se analizaran las características realista pero sobretodo se marcara la diferencia notoria entre estos dos hombres con distintas perspectivas, teoría sobre la que vamos a reflexionar, este análisis se relazará con ayuda o apoyo de la tesis Espacio e ideología en cinco cuentos de las minas y los mineros de Pedro Castera elaborado por Leonora Calzada Macías y La novela Popular Mexicana en el siglo XIX de Alberto Villegas Cedillo.
En Plena sombra es un cuento escrito en primera persona del singular con un lenguaje sencillo y popular, haciendo mas accesible su lectura para cualquier tipo de lector, aun que las líneas del cuento dicen mas de lo que se puede leer a simple vista, este cuento inicia relatando el encuentro de estas dos antítesis, dos hombres con educaciones diferentes, modales, habla y vestidura diferente, uno iletrado aun que no lo menciona el autor uno puede intuirlo de esta manera por los diálogos que están escritos de manera coloquial:
"--¿Que tales minas conoce usted por aquí, Manuel?-- le preguntaba.
--¡Válgame dios, amo todavía está pinto de la jiebre y ya quiere minas!"(Castera,1897;173).
Manuel le cuenta a su huésped (este caso el narrador, que compadece en su casa por una fiebre amarilla) de una cueva llamada La cueva del Cristo, la cual cuentan los rumores en el pueblo minero Cutzio a una legua de San Juan Huetamo, en el Estado de Michoacán, fue alguna vez una mina, pero es muy honda y grande, quince días después ya recuperado el huésped se dirigieron a la cueva, el narrador la describe como un agujero negro:
"Frente a la entrada de la cueva, formada por un arco de rocas negruzcas; marco en el cual se engastaba un agujero negro y lleno de tinieblas" (Castera,1897;174).
Al entrar en la cueva se encontraron con sombras profundas y nubes de murciélagos por lo cual Manuel exclamo:
"--Mal agüero--murmuro haciendo la señal de la cruz.
--¿por qué, hombre?
-- Porque los murciélagos son jijos del malo." (Castera,1897;174).
Estas creencias nos muestran el pensamiento de aquella región que nos describe en el cuento en aquellos años, Manuel demostraba miedo pero el narrador que es mas razonables hizo caso omiso y se dispuso a observar, sentir y probar el suelo en el que estaban parados esto nos dice que no es cualquier campesino el que se dispuso a entrar a la cueva si no alguien aparentemente guiado por la razón, puesto que sus acciones son mas reflexivas:
"El piso estaba formado una tierra floja, suave, untuosa y color de café. Por su sabor picante, fresco y acre, comprendí que era tierra nitrosa"(Castera,1897;174).
Manuel solo se guía por el instinto pues para medir la altura y la profundidad de la cueva utiliza una honda para lanzar una piedra, después de no haber escuchado nada, Manuel observo preocupación en el rostro de su acompañante así que lo tranquilizó diciéndole:
"--No tenga cuidado, amo, para salir tenemos nuestras juellas.
Y era así en verdad. Nuestro pasos estaban marcados en la tierra suelta y nitrosa, como un surco hecho de arena" (Castera,1897;175).
Fatigado el narrador se pregunta que lo obligaba a seguir y era la idea de un tesoro escondido entre las profundidades de ese oscuro espacio en el que se encontraban:
"Ciertas tradiciones sobre aquella cueva, que hablaban de un tesoro oculto en ella durante la guerra de independencia, sobre lo cual creía tener ciertos datos que consideraba exactos. Hace años que busco un tesoro o una bonanza, pero con una ambición noble y santa" (Castera,1897;175)
Al narrador le fascina la cueva y a la vez lo estremece y hace esta descripción minuciosa como lo hacen los escritores realistas:
"Aquello tenía algo como la entrada a la eternidad. Su silencio era profundo. Su enormidad era elocuente. Abismo negro, atraía con fascinación, produciendo lo que podría llamarse el vértigo de la sombra. Se sentía uno como abrumado y se tocaba los ojos para convencerse de que no estaba ciego. Tenebrosa, llena de misterios y con una belleza imponente, aquella cueva oprimía el espíritu por una sola cosa: la sombra" (Castera,1897;176).
Pero pronto esa fascinación se convirtió en sudor frío que brotó de sus cabellos, las velas se le terminaron y solo quedaba una pero no era suficiente puesto que habían caminado ya tres horas sin encontrar nada y de regreso la vela no les alumbraría por mucho tiempo, es aquí el parte aguas donde se marca la dualidad de estos personajes puesto que mientras el personaje de narrador se hunde en sus pensamientos y el autor nos deja ver la psicología del personaje, Manuel solo se deja llevar por sus emociones sin reflexionar y sin querer aparentar nada:
"no he temblado nunca en mi vida, no he tenido miedo jamás, no puedo comprender todavía lo que significa el terror. Pero en aquella noche de tinieblas, oyendo el ruido acompasado y monótono de las gotas de agua, el aleteo siniestro de los murciélagos y hasta los latidos de mi corazón... sentía algo extraño, que me disgustaba, y que, repito, no era terror" (Castera,1897;177)
Y la descripción de Manuel contraria a la del narrador:
"--¿Que diablos tienes, Manuel?
--Pos siñor, tengo frio hasta el los huesos.
--¡Calla cobarde! ¡Lo que tienes es miedo!
--Pos siñor, eso de morirse de hambre... ansina no me gusta" (Castera,1897;178)
Después de que el narrador soltó un disparo para medirla distancia y de haberse desilusionado puesto que no se escucho ningún ruido, Manuel trato de seguir sus huellas pero las perdió, y de nueva cuenta el narrador empezó con sus monólogos interiores:
“¡Morir!..., proseguía yo en mi monologo, ¡Morir, cuando me siento hombre, joven y fuerte, lleno de actividades, de vigores, de sueños, y con una muerte oscura, ignorada y estúpida!" (Castera,1897;178).
Luego de perderse, quedarse en silencio y les ganara la desesperación Manuel un hombre sensible y sin nada que reprimir ni nada que demostrarle a nadie comenzó a llorar:
"Nada mas doloroso que le llanto de un hombre que como aquel era enérgico y viril. Le sobraba razón; tenía esposa e hijos, y sin embargo yo tenía una madre que es y será el culto de mi vida, y no lloraba" (Castera,1897;179).
Como en todos los cuentos de Pedro Castera menciona a otros autores en este caso menciono a dos escritores Goethe y Víctor Hugo, también hiso la mención de este dato moralizante del realismo, de Dios, aparece en este cuento, como una esperanza y una respuesta a la inseguridad del hombre en este caso al Narrador:
"--¡Es verdad!-- murmuré. Lo había olvidado; pero Él esta y me oye, y me mira y me cuida. Omnipotente, misericordia... Padre... ¡guíame! (Castera,1897;179).
Gracias a su inspiración espiritual decidió acercarse a Manuel cuando este estaba muerto de miedo por que en la oscuridad veía dos sombras estas sombras descubrió el narrador eran las propias, así descubrieron la salida y el narrador dijo estas palabras poéticas:
"¡Dios!, Cantó el alma en mis labios, al ver a mi frente, y como a unas decientas varas de distancia, la boca de una cueva que se inundaba con esa tenue, dulce y poética claridad del amanecer" (Castera,1897;180).
Como conclusión en este cuento Pedro Castera nos mostro lo siniestro de una cueva, la desesperación de dos personajes pero con reacciones diferentes, cada uno es muy diferente al otro, no se puede decir que sea una bifurcación pues no el otro extremo del bien y el mal al menos que hablemos de Dios y el Diablo que se menciono en la narración, pero no es el caso, estos personajes con todo y sus defectos y sus diferentes perspectivas de la realidad nos muestran dos extremos que al final se unen, para resolver las cosas, tal vez con esto Castera nos quiere enseñar a convivir de manera armónica con el prójimo.
Bibliografía
Leonora Calzada Macías. Espacio e ideología en cinco cuentos de las minas y los mineros de Pedro Castera, prollecto de tesis, Universidad Autónoma Metropolitana.
Las minas y los mineros, ed. y pról. De Luis Mario Schneider, México. Universidad Nacional Autónoma de México, 1987.
Alberto Villegas Cedillo. La Novela Popular Mexicana en el siglo XIX, Universidad Autónoma de Nuevo León, 1984.
1 comentario:
Se nota una gran mejoría. Pero la redacción sigue siendo deficiente, intenta frases cortas: ayuda a clarificar ideas y es de más fácil lectura. En relación al contenido, bien el manejo del texto, bien la referencia a estudios sobre otra obra. Pero no entiendo cuál es el punto que deseas probar, si esta tesis es polémica, controvertida, reveladora. Tampoco veo que hayas mencionado las tesis de los trabajos críticos. No hubo ninguna referencia a ellos: qué estudiaron de Castera, por qué lo estudiaron.
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